La
vigorexia, también conocida como
dismorfia muscular o trastorno dismórfico muscular, es un
trastorno psicológico que se caracteriza por una
preocupación excesiva y obsesiva por la apariencia física y el desarrollo muscular. Las personas que padecen vigorexia tienen una percepción distorsionada de su cuerpo y se sienten constantemente insatisfechas con su nivel de musculatura, a pesar de tener un físico musculado.
Síntomas de la vigorexia
La
vigorexia se considera un trastorno del espectro de los trastornos alimentarios y del cuerpo, aunque no está oficialmente reconocida en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Algunos de los síntomas de la vigorexia son:
- Las personas con vigorexia tienen una obsesión constante por desarrollar y aumentar su masa muscular.
- A pesar de tener un físico musculado, las personas con vigorexia se sienten constantemente insatisfechas con su apariencia física.
- Las personas con vigorexia suelen tener una necesidad compulsiva de realizar ejercicio físico de manera intensa y frecuente.
- La vigorexia implica una distorsión de la percepción del propio cuerpo.
- La vigorexia puede afectar negativamente la vida cotidiana de una persona. Puede interferir con las relaciones personales, el rendimiento laboral o académico, y provocar aislamiento social debido a la dedicación extrema al ejercicio y la preocupación por la apariencia física.
Causas de la vigorexia
No están claras las
causas de la vigorexia, pero por norma general, son las siguientes
- Presión social y cultural
- Baja autoestima y dismorfia corporal
- Factores psicológicos y emocionales
Tratamiento de la vigorexia
El
tratamiento de la vigorexia generalmente involucra un enfoque multidisciplinario que aborda tanto los aspectos físicos como los psicológicos del trastorno. Algunas intervenciones terapéuticas que pueden ser útiles incluyen:
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- Terapia cognitivo-conductual que puede ayudar a identificar y modificar los pensamientos distorsionados y las creencias negativas relacionadas con la apariencia física y la obsesión por el desarrollo muscular.
- Terapia familiar puede ser beneficiosa para abordar las dinámicas familiares que pueden contribuir a la vigorexia y promover la comunicación y el apoyo mutuo.
- Trabajar con un nutricionista especializado puede ayudar a establecer una relación saludable con la alimentación y desarrollar hábitos alimentarios equilibrados y sostenibles.
- El apoyo emocional y psicológico, ya sea a través de grupos de apoyo o terapia individual, puede ser fundamental para brindar herramientas de afrontamiento, mejorar la autoestima y abordar los desencadenantes emocionales subyacentes.
Es importante
buscar ayuda profesional si se sospecha de la presencia de vigorexia o cualquier otro trastorno relacionado con la imagen corporal. El apoyo adecuado puede ayudar a las personas a recuperar una relación saludable con su cuerpo y su bienestar mental.